Reseña: Aquel último verano de Susanna Herrero

junio 26, 2019

¡¡Hola a todos!!

Me paso de nuevo por Mi pequeño rincón para hablaros de mi última lectura, ¡y vaya lectura! No he podido despegarme y me ha durado dos escasos días, haciéndome disfrutar como una enana: Aquel último verano de Susanna Herrero, cuya portada me conquistó por completo cuando preparábamos el programa de novedades del mes de junio para El rincón de las amiguis y cuya sinopsis acabó de convencerme, aquí os la dejo:

Sinopsis:

Alex y Priscila se conocieron un verano de color verde y de canciones de los 90, cuando solo tenían ocho y cinco años, él llegó de Londres y se mudó a la casa de enfrente.

Alex y Priscila se dieron su primer beso dos veranos más tarde, flotando en esas aguas que eran parte de su historia.

Alex y Priscila se besaron de verdad cinco veranos después en un juego de la botella y con la noche de San Juan como telón de fondo.

Alex y Priscila vivieron juntos muchísimas aventuras más.

Para ella, Alex era el vecino que le enseñó a contar números y a poner colores a los veranos.

Para él, Priscila era el ángel con zapatos de pompones y lazos extravagantes, la chica ingeniosa y la Reina del Desierto.

Pero entonces sucedió aquello y Priscila huyó al otro lado del océano.

Cuatro años después, Priscila regresa a su pueblo natal para asistir a la boda de uno de sus hermanos.

Regresa a su amado Mediterráneo, al sol y al agua, pero también a… Alex.

Alex, que no quiere saber nada de ella.

Alex, cuyos ojos solo reflejan resentimiento y hostilidad.

Alex, que continúa siendo su marido.

¿Qué fue lo que ocurrió aquel último verano?

Mi opinión:

No me diréis que esta portada no es lo más bonito del mundo, no sé que tiene que me encanta, me chifla, me enamoró sin remedio y cuanto más la miro, más me gusta. En general todas las portadas de la autora tienen algo especial y atrayente. Este es el primer libro que leo de Susanna Herrero, pero es una autora a la que hace tiempo tenía el ojo echado, de hecho no iba a leerme esta novela, por mucho que la portada me enamorara y la sinopsis llamará mi atención, primero quería leerme No es amor, es diciembre, cuya portada también me gustó muchísimo y hace tiempo tengo en mi biblioteca de Kindle. Empecé a leerla en realidad, pero Luisi me advirtió que era mejor que primero leyera la saga de Sara Summers que a ella reseñó y tanto le gustó, por lo que me contó hay alguna conexión entre sí. Pero como es una serie y ahora mismo mi tiempo de lectura está limitado me decidí por empezar por Aquel último verano, aunque os adelanto que voy a leer todos los títulos de la autora después de conocer su pluma.

No sé ni por donde empezar la verdad... Está historia me ha cautivado por completo, sus 397 páginas divididas entre el prologo, 37 capítulos y el epílogo. La forma narrativa de la novela me ha fascinado y sorprendido. Se divide en capítulos alternos, por un lado tenemos el presente narrado en primera persona por Priscila, (aunque hay un par de capítulos de Alex), y por otro lado está el pasado desde ese verano de 1995 cuando Pricila tenía cinco (casi seis) años y Alex ocho y se ven por primera vez.

El presente empieza cuando Priscila vuelve a casa para la boda de su hermano Marcos, viaja allí desde Boston con su compañero de piso, de trabajo y mejor amigo Jaime para pasar prácticamente el verano. Jaime me ha gustado mucho, sus salidas, las discusiones en "bucle" que mantiene a veces me han hecho reír.

¡Cómo me ha gustado el clan Cabana! Al completo, los cuatro hermanos mayores de Priscila, la relación que tiene con cada uno y como me he reído con esas conversaciones de whatsapp en grupo, he disfrutado mucho con la conexión y la relación de Priscila con Adrián el menor de sus hermanos, me ha encantado.

Priscila huyó de su hogar cuatro años atrás, abandonando a su familia, su amor y su perro, sin mirar atrás y sin dar explicaciones a nadie. No suelta prenda del motivo, solo sabemos que Alex, su marido, el primer chico que la besó es la causa, pero el motivo de que le rompiera el corazón solo lo saben ella y Adrián, ni siquiera Alex lo sabe, lo que provoca que tenga un enorme resentimiento y odio por la que es su mujer.

Se levantó en cuanto acabamos, observando mi habitación como si fuera la casa de Satanás y a mí como si fuera uno de sus esbirros.

Al volver a casa no tarda en encontrárselo y su mayor sorpresa es que su familia lo trata como uno más, todos menos Adrián claro, el único que sabe porque su hermana tiene el corazón roto y lo que le hizo el nadador. Alex se presenta como alguien muy frío y distante, el odio que sienta por la pequeña de los Cabanas es obvio y no trata de disimularlo frente a ella, más bien al contrario y eso por supuesto hiere a la chica, pero tampoco hace un drama de ello, cosa que se agradece. El desparpajo y la forma de Pris de afrontar los sucesos y sus encuentros con Alex, la frescura de la historia me ha maravillado.

Cerró los ojos a la vez que dejaba escapar las lágrimas. Lo amaba desde lo más profundo de su corazón. De ese corazón que hizo bum la primera vez que lo vio de niño, el mismo niño que le hizo sentir otro bum un año más tarde cuando se hizo aquella brecha en la ceja, el mismo niño que convertido en adolescente le provocó un bum bum con su primer beso y otros tantos con la primera vez que hicieron el amor. De ese corazón que en ese momento hacía bum bum bum bum ante el hombre que era.

El pasado me ha maravillado y enternecido, me he descubierto sonriendo en mucho momentos, descubriendo todos esos veranos llenos de música (que me ha hecho gracia ir reconociendo, incluso poniendo algunas de esas canciones) y colores. Con momentos llenos de inocencia y ternura a medida que van creciendo, verano tras verano, capítulo tras capítulo hasta llegar al momento en que lo suyo se rompe, cuatro años antes de la vuelta de Priscila al pueblo Alicantino para la boda de su hermano Marcos. Que es justo donde empieza la narrativa presente.

Destacaría la forma en que Priscila aprende a contar, lo exagerado que llega a ser ese Alex de niño pavoneándose frente a ella, esos primeros e inocentes besos, lo diferentes que son el uno del otro y como Alex, se va dejando conocer poco a poco por la adorable niña de los pompones y los lazos. Y me encantó encontrar dentro del libro la imagen exacta de la portada:

Alexander St. Claire, que si algo controlaba en la vida era el agua, la agarró por la cintura y la besó; si alguien podía hacerlo, ese era él. El agua era su hábitat. Su hogar. Esperó unos segundos, por si su vecina lo rechazaba y debía dar marcha atrás a todo el plan, pero descubrió que ella también lo deseaba cuando le sujetó la cabeza para acercarlo más, así que entró a saco a besarla. Y fue épico, como si las dos cosas que más amara hacer en la vida se juntaran y formaran un todo alucinante: los besos de Priscila y el agua.

Rara, muy rara vez lloro con un libro (con lo llorona que soy con el cine), pero esta historia me ha hecho soltar unas lágrimas de emoción, me ha hecho dar algunas carcajadas, me ha dibujado una sonrisa en el rostro mientras iba leyéndola, me ha enternecido y enamorado, la he devorado queriendo saber que ocurrió aquel último verano y que ocurrirá cuando acabe el presente con Alex y Priscila.

Una lectura fresca, ingeniosa, ágil, divertida, tierna y plagada de personajes que se hacen querer, con los que te involucras enseguida, veraces y con sus propias vidas. Una historia con sabor a verano, a playa, a mar, a piscina... De esas que enriquecen, plagada de escenarios que te llevan a estar dentro del libro y que sin duda no me cansaré de recomendar. Alex y Priscila han robado mi corazón lector y la autora también. ¡Enhorabuena por esta bonita historia!

Supongo que queda claro que mi valoración es...

Podéis encontrar esta historia aquí.

¿Conocéis la pluma de Susanna Herrero? ¿Habéis leído alguna de sus historias? ¿Qué os parece esta propuesta? Ojalá le deis una oportunidad, porque es preciosa!! Espero vuestros comentarios, que como a Luisi tanto me gusta leer 😘😘

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